El autoventas (1ª parte)

            El autoventa es en nuestro negocio lo que el hombre orquesta a la música. Cuando se ocupa tal posición, el vendedor tiene que realizar además las consabidas fases de la venta, la reposición y entrega del producto, el cobro, expedición de factura y logro de visibilidad en el punto de ventas.
Tales funciones llevan aparejada la obligación de controlar los stockajes del vehículo, los materiales publicitarios y expositores así como el control de los cobros y del programa informático si se trabaja con alguno.
La realidad del mercado indica que generalmente los vendedores autoventas llevan rutas bastante cargadas de clientes que en muchos casos impide optimizar las visitas.
Es demasiado fácil revisar los puntos de ventas de las rutas y criticar una deficiente exposición de los productos, una falta de referencia o una ausencia de publicidad, pero si tenemos en cuenta que hay rutas son de más de veinticinco clientes diarios y a ello hay que añadirle el tráfico, la necesidad de aparcar el furgón de reparto casi de cualquier manera, realizar la visita en estas condiciones, probablemente la crítica sería algo más constructiva.

La autoventa obliga a una transacción rápida y certera. Un compañero de ventas, la definía como “picaduras de avispas”, ya que había que lanzarse rápido sobre el objetivo.


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3 comentarios:

  1. bastante acertado y bien explicao, pero lo del simil el hombre orquesta a la musica despista un poco. Yo pondría que la autoventa es aquello que se dice de JUAN PALOMO, YO ME LO GUISO Y YO ME LO COMO.
    Te siguo.PANA.

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  2. El proceso de autoventa es lindo, pero corre siempre el prospector corre peligro de convertirse en un entrega pedidos.

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  3. Los jefes deberían subirse más a los furgones y conocer la realidad de la calle.

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