Valoraciones

 


¿Nos hemos vuelto demasiado exigentes? Recientemente, observaba en un centro de salud un dispositivo para recabar una valoración por parte de los usuarios. 

¿Valorar con un 8 equivale a una mala puntuación? Al parecer y según reza el cartel, tan solo el 9 y el 10 son merecedores de la sonrisa. 

Sinceramente, no lo considero justo. Un 5 es un SUFICIENTE, donde se cumplen con los servicios de una manera muy limitada. En esta valoración sería interesante indagar sobre qué ha faltado para exceder el servicio o atención recibida. Un 6 es BIEN y aquí entiendo una satisfacción básica con lo recibido, sin exceder en nada. Un 7 es NOTABLE y el prestatario comienza a valorar unas buenas atenciones. El 8 es un NOTABLE ALTO, nos acercamos al sobresaliente y equivale a una alta satisfacción. 

La fotografía que traigo como arranque del artículo menosprecia algunas valoraciones positivas y condiciona a la máxima puntuación. 

Valorar una evaluación como 9/10 debe ser algo excepcional. Si lo extrapolamos al trabajo en ventas, un 9/10 no es solo una magnífica gestión de la cartera, unas buenas negociaciones y gestión comercial sino debe incluir una innovación o creación que ha tenido alta repercusión y es extrapolable a otros mercados o carteras. 

Se suele decir que las encuestas las carga el diablo y es clave por ello elegir la munición adecuada. 

No siempre se genera valor

Llevo a fuego el “compartir para generar valor”, pero generar un valor innecesario en vez de sumar, resta. 

¿Aporta realmente en el ejemplo que traigo a colación la colocación a mano? El corte del jamón serrano a mano y cuchillo de cortador profesional es un valor añadido de reconocido valor. La elaboración de cualquier manufactura de manera artesanal enriquece el producto. Y podríamos seguir poniendo ejemplos … pero la colocación a mano, de un muslo de pavo braseado, ahumado y cortado en finas lonchas (ya está bien descrito), me parece anecdótica. 

Extrapolando a situaciones del día a día, seguro que tod@s podemos reconocer momentos donde nos encontramos con falsos valores añadidos que aportan poco valor y suponen mucho de añadido innecesario. 

Fruto de estos falsos valores quedan instaurados procesos enrevesados e inútiles, complicaciones innecesarias y rodeos para llegar al objetivo. 

La tormenta de ideas (Brainstorming) más productiva es aquella de la que sale una gran idea, independientemente  de quien sea quien la aporte.

La tormenta de ideas tóxica es aquella donde creamos un engendro con la mezcla de un poco de todas las aportaciones.