Liderar

Foto: ATR. "El Rey Blanco"


El liderazgo requiere autoridad, pero la autoridad no se impone, se gana a través de un comportamiento justo, honesto, trabajador, motivante y participativo. Estar a cargo de un equipo requiere una vocación absoluta de servicio, pues a partir de ese momento no estás gestionando clientes, sino talentos.

Diferencia bien el consultor barcelonés Josep Fontava entre el directivo (preocupado por la estrategia y gracias a su mentalidad estructurada y analítica domina la gestión por objetivos en todos sus procesos) y el líder, que debe ser carismático y creativo, influyendo sobre el grupo y manteniendo la flexibilidad.

Extraemos las principales características a potenciar para dirigir un grupo de ventas:
-         Motivación: Tiene que ser capaz de contagiar a su entorno de positivismo. Ya vimos en el post de los enemigos del talento como el negativismo es un círculo vicioso que evita la realización personal y profesional.
-         Organización: No podemos olvidar que un equipo complejo conlleva la obligación de una gestión ordenada. Hay que saber que se quiere de cada miembro, que plan se va a trazar para conseguirlo y que plazo es el apropiado.
-         Coherencia: Un jefe de equipo que no mantenga unos criterios congruentes vuelve loco a sus colaboradores. No se trata de ser inmovilista, sino de mantener unas líneas maestras. Si hoy es blanco, no vale mañana decir que es negro.
-        Voluntad: Todo lo anterior no vale de nada si no hay una predisposición hacia el trabajo. Los colaboradores serán los primeros en valorar la capacidad de trabajo de su jefe y la realización de las tareas con esmero y optimismo.
-   Comunicación: Comunicar es en primer lugar, saber escuchar y en segundo lugar, transmitir haciendo llegar los mensajes adecuados. Una delegación de funciones puede convertirse en un “traspaso de marrones” o en una “apuesta y confianza” según como se haya sido capaz de transmitirlo.
-    Inteligencia: Abarca un acierto a la hora de elegir (toma de decisiones, procesos de selección, reparto de delegaciones, uso de recursos).
-   Visión de negocio: Es necesario elevar las miras para poder realizar un croquis de la situación. No se puede ir a lo concreto para lograr esa visión del negocio que solo llega de lo general. La visión del negocio y del mercado debe llevar a una visión de futuro para desarrollar planes estratégicos.

5 comentarios:

  1. Para triunfar liderando equipos en la empresa privada hay que ser: pelota, sumiso, rastrero, sin escrúpulos, cortito de mente y sobre todo estar muy bien enchufado.
    Para triunfar liderando equipos en la empresa familiar hay que ser: el dueño.
    De todas formas, bonitas palabras sin sentido.

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  2. No siempre es como se dice en el primer comentario. El esfuerzo, la superación y el compromiso se ven premiados tarde o temprano. Hay que confiar y no ser pesimista ni derrotista y menos en este sector.

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  3. Anónimo, lo que a lo mejor tú denominas "pelota" otros lo llaman saber decir a tu jefe lo que quiere oir pero llevándolo a tu terreno, lo que catalogas de "sumiso y rastrero" quizá sea atender las órdenes de quienes tienen una posición diferente a la tuya y por tanto otra perspectiva del negocio que tú no ves; la falta de "escrúpulos" quizá la interpretes por tener que tomar decisiones que afecten a tu equipo y que tú como miembro de este no tomarías (como el líder de una manada que deja que se coman al ñú cojo para salvar al resto de la manada); lo de "cortito de mente" denota cierta envidia; lo de "enchufado" es una visión corta que de producirse lleva al fracaso al equipo, por no darse ninguna de las premisas que en el post se indican.

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  4. Estoy más en la línea de Nitro o de Joaquín. Muchas veces hay frustaciones y más que pensar que todo es un complot es más fructífero analizarlo y no generalizarlo. Gracias a todos.

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  5. Según un reciente estudio, si el liderazgo es función de la organización y de los colaboradores, parece cargada de lógica la necesidad de conocer la opinión de éstos para adaptar su propio comportamiento a la situación y colaboradores concretos, explica el director del estudio.

    Así, los diez comportamientos más irritantes para el conjunto de los encuestados son:

    1º. No comunica con claridad los objetivos (46%).
    2º. No motiva (44%).
    3º. No comunica bien (32%).
    4º. No escucha (32%).
    5º. No lidera, sino que manda (32%).
    6º. No enseña, no forma (31%).
    7º. Se contradice con frecuencia (31%).
    8º. Incompetencia directiva (29%).
    9º. No gestiona bien su tiempo y el de sus colaboradores (28%).
    10º. Se estresa con frecuencia (27%).

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