El médico y el mecánico

Siempre es bueno respetar la posición, experiencia y conocimientos que tienen los compañeros que están en puestos decisorios en las empresas y que dirigen aspectos de nuestro día a día: lanzamientos, precios, estrategias, campañas... Expresiones del tipo: “que sabrán ellos” no aportan nada positivo y ya está recogida entre el listado de expresiones tóxicas "enemigos del talento": 
http://www.laventadesdelastrincheras.com/2011/09/los-enemigos-del-talento.html

Circula una historia sobre un eminente médico que tenía un Porsche último modelo y  sufrió una avería. Lo llevó a un taller de mecánica.
Una vez arreglado el mismo, el mecánico entabló conversación con el cliente. Admiraba el interior del vehículo y el modelo en sí, que estaba valorado en más de 150.000 euros.
-Disculpe mi curiosidad caballero, pero ¿a que se dedica usted?
-En absoluto. Mi profesión es cirujano cardiovascular. 
-Suena bien. Pero que ¿hace usted exactamente? –seguía insistiendo el mecánico.
-Pues mire, le voy a intentar explicar. El corazón es el motor del cuerpo humano. A veces también sufre averías. Entonces es cuando intervengo yo. Le reviso sus válvulas, el carburador, la bomba…  Si tengo que realizar algún ajuste lo hago. Si hay que colocarle alguna pieza nueva, procedo. Incluso si hay que cambiar el motor entero, también ahí estoy yo dirigiendo los transplantes. –le contestó amablemente el afamado cirujano.
-Jolines. Pues dicho así la verdad es que usted y yo nos dedicamos casi a lo mismo. Sin embargo yo no gano para tener un coche como el suyo. –intervino el empleado del taller.
-Ya, ya. ¿Pero como usted no es capaz de realizar todas las reparaciones sin detener el motor del coche? Yo soy capaz de repararlo sin que el corazón deje de latir. 

Es normal que las decisiones no se puedan tomar desde el mismo campo de batalla. Se hace necesario hacerlo desde un prisma más elevado para que dichas pautas estratégicas sean realizadas desde una óptica superior, aunque siempre retroalimentada con las primeras líneas de fuego.

2 comentarios:

  1. ¿Y que ocurre cuando las decisiones llegan por gente que no tiene ni puñetera idea de la calle? Es muy fácil todo desde los despachos y sobre el papel. Yo estuve en una empresa de productos de peluquería que era la releche... se creían que sabían mucho y no sabían nada. Cada vez que hablaban subía el pan.

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  2. En ese caso que describes, estimado lector, no se está cumpliendo con la máxima de la retroalimentación. Existe una desconexión total entre la linea de mandos y el mercado. Es un peligro. No significa que lastoma de decisión tenga que ser siempre coincidente con lo que piensa "ventas", pero si al menos haber recabado información del departamento que está en contacto directo con los clientes. Y la orientación de la empresa, siempre tiene que ser a ellos. Gracias por tu visita y por tus comentarios.

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